«Dantzaz es una obra colectiva»
¿Cómo comenzó Dantzaz?
Lo primero que quiero comentar es que Dantzaz se trata de una obra colectiva. Con Adriana tuvimos la idea en el inicio y ahí empezó la trayectoria de Dantzaz. Luego, seguidamente, trajimos con nosotros a Elixabete Garmendia y Nando Piñeiro y empezó a desarrollarse la idea. Sin ellos hubiera sido imposible.
Elixabete asumió la presidencia de la Asociación, aportó legitimidad y seriedad porque era muy conocida en Hegoalde. Ella, además, tenía una gran experiencia en los medios de comunicación. Nando Piñeiro, por su parte, nos abrió las puertas de la Casa de Cultura de Egia: el estudio de danza, las oficinas...
Conocíamos el modelo de desarrollo de la danza que tenía el Estado francés, en el que las jóvenes compañías eran el sistema de profesionalización cuando se terminaban los estudios de danza. Para mí, era un paso clave para la profesionalización y queríamos traerlo a Hegoalde; queríamos hacer una herramienta de trabajo en colaboración con instituciones, agentes y academias. En definitiva, hemos hecho de puente entre Iparralde y Hegoalde y esto ha sido muy importante, aunque a veces no somos muy conscientes de la influencia que ha tenido.
El papel de la Diputación Foral de Gipuzkoa siempre ha sido primordial. Frantxis López Landatxe y Lide Arana han sido muy importantes y una ayuda tremenda para nosotros.
El primer convenio se hizo entre la Diputación Foral de Gipuzkoa, Donostia Kultura, Dantzaz y Ballet Biarritz, cuatro instituciones, cada una en su ámbito, en el ejercicio de sus funciones. Este convenio entre diferentes ha sido realmente muy significativo: así es como queríamos hacer el proceso, uniendo fuerzas y tejiendo red.
¿Cuáles fueron los principales pilares del primer proyecto?
Para mí, tuvimos cuatro ideas muy claras desde el principio, como objetivos principales:
Primero: debía ser un proyecto transfronterizo, real y natural porque la danza no tiene límites, éramos un puente para relacionarnos naturalmente entre Iparralde y Hegoalde.
Segundo: Dantzaz aportaba sabiduría y posibilidades, mientras que las instituciones disponían los recursos. Esta distribución de roles era muy efectiva y orgánica.
Luego, el Malandain Ballet Biarritz nos proporcionó el rol de conectar, ya que es una institución de alto nivel en el Estado francés, y le daba a Adriana un papel para transmitir y compartir un saber, para generar un nuevo puente.
Para terminar, la territorialidad, especialmente en Gipuzkoa. En ese momento no había casi ninguna compañía de danza profesional y en la Diputación Foral de Gipuzkoa entendieron muy bien que el proyecto debía abrise a los jóvenes de toda Europa y siempre dispuesto a hacer mezclas, ya que la internacionalización era la esencia del proyecto.
¿Por qué la danza?, ¿qué es la danza para ti?
La danza fue mi universo de trabajo durante diez años y, como herramienta, era la más útil para comunicarse con los demás, no hay palabras, es el idioma universal. No conocía la danza, sólo la vasca en mi juventud; pero comencé a sumergirme en este mundo cuando comenzó el Festival de Biarritz, y lo descubrí todo, lo cual fue un enorme regalo para mí.
Adriana Pous y yo creamos el proyecto de Dantzaz para transmitir todas las potencialidades de la danza, así como sus valores y su ética. Por eso nos llamamos Dantzaz, porque lo hacemos todos bailando, usando la danza como medio.
¿Cómo ha evolucionado Dantzaz?
Creo que el paso que más nos ha marcado es el momento en el que dejamos nuestra relación con el Malandain Ballet Biarritz y comenzamos a caminar solos. Decidimos con la ayuda de la Diputación Foral de Gipuzkoa que no íbamos a ser un junior ballet, sino un organismo autónomo, con su identidad, y con su misión. En ese momento cambia el proyecto y nos situamos en el ámbito de Euskadi y Gipuzkoa.
Para mí es un cambio muy importante para situar bien nuestras raíces y para asentarlas en el territorio. Poco a poco, empezamos a ir por los teatros de Hegoalde, a casi todos. Algunos sitios eran superpequeños, pero lo hacíamos porque eso estaba dentro de nuestra misión. Hacíamos algunas actuaciones en Iparralde y luego también en toda Europa. Recuerdo la gira en la República Checa, una oportunidad que salió de un convenio que firmamos entre entidades internacionales.
Dantzaz ha sido y es una herramienta para desarrollar políticas y, poco a poco, creo que hemos ayudado a cambiar las cosas. En un principio siempre hemos probado que con poco dinero se podían hacer las cosas: residencias, mediación, profesionalización... Hemos trasladado ideas y procedimientos desde el Estado francés para luego ayudar a las políticas de aquí. Debemos seguir siendo una herramienta de trabajo para desarrollar planes y políticas.