Prólogo
Calabaza, calabaza...
2021
Texto: Adriana Pous
«Calabaza, calabaza, cada uno para su casa» (Leer la z con acento latino como si fuera una s)
Vuelve esta expresión a mi espíritu. Muy popular, se oía en Santiago de Chile en los años 80 del siglo XX, cuando, después de pasar un agradable momento entre amigos, había que volver solo cada uno a su casa antes de medianoche (recordemos que hubo un período muy largo y triste donde hubo toque de queda en ese país).
Vuelve a mi espíritu y marcará a partir del 13 de marzo de 2020 las vidas de la gente del siglo XXI para siempre. Porque ese hecho de quedarse en casa para protegerse del virus Covid 19 paraliza prácticamente a todo el planeta. Este hecho nos impone la reflexión.
Desde un punto individual a un punto global, cada uno a su nivel, cada uno con su personalidad, con su cultura, con sus posibilidades, y todos desde nuestras incertidumbres nos cuestionamos.
Es dentro de este marco en el que surge la necesidad de redactar sobre la trayectoria de Dantzaz sin pretender que estas palabras sean historia… porque todos sabemos que la memoria es tremendamente selectiva.
Abril-mayo de 2020, Adriana Pous
Manantial de danza
2021
Texto: Fernando Sáenz de Ugarte
Desde Heródoto hasta Ponce de León, pasando por Alejandro Magno, son muchos los relatos de la incesante búsqueda de la fuente de la eterna juventud, ese legendario manantial que cura y devuelve la juventud a quien se baña en él.
Haciendo un ejercicio de imaginación sobre el supuesto contenido básico de esas míticas aguas, seguro que deberán contener una grandiosa dosis de energía -variada, diversa y colorida-, situada en todos los intersticios de las moléculas de H₂O. Energía contagiosa y efervescente; también capaz de transmitirse a quien se pone en contacto y en relación con ella, sea por vía oral, tópica o intravenosa.
Imagino además que, mirada al microscopio, esa energía estaría compuesta por una cantidad ingente de átomos de generosidad -concretamente de la variedad desinteresada-; muchísimas moléculas de ilusión; porciones interesantes de descaro, valentía y osadía; y una tendencia inusual entre todas esas moléculas para generar enlaces, redes y agrupaciones. Electrones libres a raudales que conectan y energizan, que contactan continuamente entre ellos y con el exterior con una predisposición imparable de generar reacciones con el entorno.
Un caldo de cultivo que es capaz de mantener su ser y su identidad en un constante fluir que rejuvenece a quien se baña en él y que se renueva con cada nuevo contacto, con cada nueva reacción.
Desde que entré en Dantzaz, he tenido la sensación de haber encontrado la fuente maravillosa de la eterna juventud, energética y luminosa. Y, desde el primer momento de mi llegada, no he tenido otra opción que la de zambullirme completa y continuamente en sus aguas… unas aguas que me renuevan y me dan vida, me contactan con otras gentes y otros mundos, me motivan constantemente con nuevos retos y horizontes.
El centro del manantial está habitado desde su origen por una especial , incansable, valiente y hacendosa, llamada Adriana Pous, con dos grandes superpoderes: la generosidad y la honradez sin límites.
Bailarines y coreógrafos, además de otros profesionales de las artes escénicas; pero también otras personas fluyen y danzan a su alrededor -en constante movimiento y cambio- y vienen a bañarse a estas aguas para interactuar entre ellos.
¿Cómo llegar hasta esta fuente? Es curioso, ya que, a pesar de que ser totalmente accesible y abierta, son pocos los que la visitan. Cuenta la leyenda que este manantial, desde la distancia, puede provocar temores y recelos; sin embargo, todo aquel que se acerca a bañarse en sus aguas, siente el efecto rejuvenecedor y energizante.
En esta publicación encontrarán muchas de las claves del secreto de la eterna juventud de Dantzaz, narradas por la protagonista de la historia, Adriana Pous, acompañada por muchos relatos de las gentes que han acompañado su andadura en estos 20 años de historia…
Les invito a que se zambullan en los textos, las fotos y los vídeos y a que se dejen llevar por la infinidad de caminos y lecturas que les propone Dantzaz Exploradora.
Y, sobre todo -máxime en este tiempo pandémico-, no pierdan la oportunidad de visitar la fuente de la eterna juventud que es Dantzaz, bien sea en su sede, bien en alguna de sus actuaciones o programas.
Les aseguro que notarán su efecto.